martes, 21 de junio de 2016




LA MEDIA NARANJA NO EXISTE, TU ERES LA NARANJA ENTERA

¿Sabías que el mito de la media naranja viene de una obra de Platón del año 380 a.C? Estoy segura que Platón nunca pensó que ese mito condicionaría la felicidad de tantas personas en la actualidad.

No pretendo hacer responsable a Platón de la felicidad de nadie, simplemente me parece curioso que una leyenda escrita hace tantos años se haya convertido en una creencia colectiva en nuestra sociedad. El mito de la media naranja condiciona la felicidad de muchas personas que están en la búsqueda de otra mitad para poder sentirse completos, todas esas personas han comprado la creencia colectiva sin cuestionarse la misma y sin pararse a pensar si creer que necesitan otra mitad para estar completos y ser felices les favorece o les limita en su vida y si es real o no, si es posible alcanzar la felicidad sin que dependa del hecho de tener pareja o no.

¡¡Tengo una gran noticia!! Naciste completo y eres completo, algunos como John Lennon lo tenían muy claro:

“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta”

Desde que nacemos, todo nuestro entorno hace que la mayoría de nosotros compremos el mito de la media naranja, el cuento del amor ideal que aparecerá, que será nuestra mitad exacta, que nos “COMPLETARÁ” y con la que podremos vivir felices toda la vida. En definitiva, cada una de las personas que conforma una pareja es la mitad exacta de otra mitad que se completan cuando encajan. Se genera entonces en nosotros el impulso contante de búsqueda para sentirnos completos.

Si dicha creencia fuera cierta estaríamos dando por sentado que no somos una unidad en si mismos y nuestra individualidad sería obsoleta y además de ello, tendríamos que ser idénticos a nuestra otra mitad para que todo funcionase, es decir tener los mismos gustos, compartir todas las aficiones, pensar igual.

Y la realidad es que como seres humanos somos diferentes unos de otros, es más, no hay otro como tu o como yo, somos únicos, no hay dos personas iguales, por un lado por la parte genética de cada uno y después por las experiencias que vamos viviendo a lo largo de nuestra vida.

A lo largo de los años y hoy en día se siguen emitiendo un montón de programas de televisión, existen muchas plataformas para buscarte o conectarte con tu otra mitad, películas de amor, incluso las películas de Disney…. Todo ello explota y alimenta este mito. Esto me hace darme cuenta que muchos de nosotros vivimos limitados por esta creencia colectiva, muchos hacen depender su felicidad de estar en pareja, y no sólo eso, sino que además, cuando la encontramos muchas veces no conseguimos ser felices porque no entendemos que ocurre con nuestra otra mitad que nos tenía que traer la felicidad eterna y encajar con nosotros a la perfección y después resulta que surgen los problemas de pareja y la falta de comprensión en muchas situaciones.

Cuando creemos en la media naranja, en nuestro interior concebimos esa relación desde la perfección y la perfección no existe. A vivir en pareja tenemos que aprender, en cualquier convivencia surgen problemas precisamente porque somos diferentes. Esto sería el opuesto a todo lo que nos han vendido sobre nuestra media naranja y muchas veces no terminamos de entender cómo pueden surgir problemas “si estamos hechos el uno para el otro” y sentimos frustración y tristeza por las diferencias que surgen en la relación, incluso muchos se plantean si están con su verdadera media naranja o tienen que seguir la gran búsqueda.

Las parejas están formadas por dos individuos diferentes con capacidad de ser felices en si mismos que deciden libremente compartir sus vidas. Por tanto, no existe una sola persona ni única opción de alcanzar la felicidad. Las personas que conforman una pareja son felices porque han desarrollado la capacidad de ser feliz, cuanto mayor sea su nivel de crecimiento en inteligencia emocional mayor tendrá desarrollada esa capacidad. La felicidad de uno mismo es un estado interior y es algo tan importante que sería bastante irresponsable por nuestra parte dejarla a merced de otra persona, al igual que hacerla depender del hecho de tener o no pareja.

Lo que si es una realidad innegable es que la única persona que pasa contigo todo el tiempo desde que naces hasta que mueres eres tu mismo, asumir como tuyas creencias colectivas como la media naranja ataca tu autoestima y no te aporta ningún beneficio.

“No creáis nada. No importa dónde lo leáis, o quien lo haya dicho, aunque lo haya dicho yo, a menos que concuerde con vuestra propia razón y vuestro propio sentido”.              
Buda

No des nada por sentado, simplemente porque alguien lo dijo en un momento o porque está asentado en nuestro entorno. Pregúntate siempre si creer eso en concreto te aporta, te limita, te ayuda, te ataca, te potencia, te impide…. en definitiva, si está basado en el amor o en el miedo.

Eres único, especial y completo, no necesitas nada ni nadie para ser feliz, eres el responsable de tu felicidad y de tu vida. Tanto si tienes una relación como si no la tienes te invito a disfrutar de tu soledad, quererte, mimarte, cuidarte.... y no esperar que alguien haga todo eso por ti. Nada en tu vida permanece salvo tu mismo, el resto viene y va.  Tu felicidad nace de ti, no depende de nadie externo.

Y si quieres buscar algo, que sea una naranja completa como tú y “fueron felices y comieron perdices…. Hasta que la muerte los separe” ¿o no? ¿Quién sabe…..?

Gracias por tu visita. Deseo que estas líneas te aporten y hayas encontrado lo que venías buscando, si es así, me haría muy feliz tu comentario. Si sientes inquietud por algún tema en concreto, escríbeme un email a tuzonacoaching@coachingparamejorar.es y cuéntamelo, estaré encantada de dedicarle una entrada en mi blog. 

                                                                     www.coachingparamejorar

                                                                                      Montse Solana Vidal

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