lunes, 23 de mayo de 2016




¿Cuántas veces has tenido una intención positiva diciendo algo y el resultado ha sido completamente contrario? ¿Cuántas veces te has molestado por no sentirte entendido?   
¿Cuántas veces te has desgastado intentando que alguien vea tu punto de vista y ha resultado imposible?

Todo esto tiene una explicación, si sigues leyendo quizás te ayude a comprender porque considero que la comunicación podría considerarse casi un milagro.


Voy a empezar hablándote de “tu mapa mental” o modelo de mundo. Desde que naces y sobre todo tus primeros 7 años de vida tu mente va generando a través de tu experiencia distintos programas, se van instalando en él muchas creencias, limitaciones y se van formando asociaciones. Todo ello se convierte en nuestro filtro personal el resto de nuestra vida, un filtro que es único. Y hace que cada uno de nosotros tengamos nuestro propio “mapa mental” ante cualquier realidad a lo largo de nuestra vida. 


El problema en la comunicación podría tener aquí su punto inicial y por eso digo que casi es un milagro. Cada uno de nosotros vivimos nuestro “mapa mental” como si fuese la única realidad posible e intentamos imponer dicho “mapa” al resto del mundo, porque nuestra mente distorsiona la percepción haciéndonos creer que es la única opción posible.
El punto de partida para mejorar tu comunicación es tener claro un concepto: “El mapa no es el territorio”, es decir, aceptar que nuestra realidad no es la realidad en sí o la realidad absoluta, sino que tan sólo es una representación que nosotros hacemos en nuestra mente sobre la misma, una manera de ver la realidad filtrada por nuestros programas, creencias, asociaciones y limitaciones.
Nuestro cerebro es el órgano del cuerpo que más energía consume, para ahorrarle consumo energético a tu cuerpo, automatiza todos los procesos. Recuerda cuando aprendiste a conducir y compara ese momento con cómo conduces ahora, lo haces de forma tan automática que a veces no sabes ni cómo has llegado a un determinado lugar.
Igual que automatiza determinados aprendizajes para facilitarte la vida, realiza los mismos procesos en el resto de ámbitos, incluida la forma de comunicarte y relacionarte con los demás.
La realidad exterior es tan sólo la realidad interna de cada uno, proyectamos en ella todos los programas instalados en nuestro inconsciente, para poder ver la realidad diferente tienes que cambiar tu interior.
En el proceso de comunicación existe un Emisor con una intención, el mensaje y un Receptor que tiene su propia precepción, en base a la cual genera una respuesta. Tras todo lo explicado creo que tú solo acabas de darte cuenta que la intención y la percepción son completamente diferentes.
La gran noticia es que tu cerebro es como un ordenador con todos los programas instalados, y como tal puede reprogramarse. Cuánto más comprendamos cómo es nuestro “mapa mental” y el de las personas de nuestro entorno, la comunicación con nosotros mismos y con los demás mejorará. Cada vez que comprendas uno de tus programas será como salir de un bucle en el que estabas metido y no sabías ni cómo habías llegado a él. 
Después de explicar todo lo anterior, llego a la conclusión que el bien más escaso en la comunicación es la capacidad de escucha. No hablo del concepto de escuchar como lo conoces, hablo de ESCUCHAR abriendo tu mente, no dando por sentado que tienes la verdad absoluta, respetar y valorar la opinión del otro, desde la base de que ninguna opinión es mejor que otra, todas son buenas. Entrenando una escucha empática, intentando comprender el mapa de la otra persona y lo que significa en él el mensaje que está transmitiendo, para ello prueba a darte una ducha virtual para dejar tu “mapa” al margen de la conversación. Pon atención a tu lenguaje no verbal, ofrece un lenguaje no verbal con mensaje de apertura hacia lo que estás escuchando. Chequea tu comprensión parafraseando las palabras de tu emisor y viceversa si eres el emisor, chequea que tu mensaje está siendo escuchado con la intención que lo emites.
No escuches para contestar, sólo escucha. El arte de escuchar sin que tu mente haga interferencias es algo innato en los niños pero con el tiempo lo vamos perdiendo. Escucha como si fueras de otro planeta, no dando nada por sentado, y baja el volumen de tus interferencias mentales. Te sorprenderá como las personas cuando se sienten escuchadas se muestran como realmente son.


 Gracias por tu visita. Deseo que estas líneas te aporten y hayas encontrado lo que venías buscando, si es así, me haría muy feliz tu comentario. Si sientes inquietud por algún tema en concreto, escríbeme un email a tuzonacoaching@coachingparamejorar.es y cuéntamelo, estaré encantada de dedicarle una entrada en mi blog. 

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Montse Solana Vidal
                                                                                        

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